Llega el verano y puntual como la estación llegan también los mosquitos, las avispas, las hormigas, los insectos… Y todos los habitantes de aquel mundo tan útil para el equilibrio biológico del planeta resultan realmente fastidiosos y a veces repelentes para las personas.
Hemos convivido desde siempre y hemos sobrevivido en todas la ocasiones. El peligro que se esconde detrás de las picaduras de insecto la mayoría de las veces se resuelve con una leve hinchazón sobre la piel. Otras veces, sin embargo, el riesgo degenera y puede llegar hasta el shock anafiláctico, una reacción alérgica muy violenta que, si no se gestiona razonablemente, puede incluso mandarnos al otro mundo.
Para saber cómo comportarse basta con leer lo que escriben los especialistas y los médicos.
Causa de las picaduras de avispas y abejas
Cada año muchas personas reciben picaduras de abejas esos insectos que forman parte de la familia de los Imenoterei. Cuando pican inyectan en la víctima su veneno.
En la mayor parte de los casos las picaduras se resuelven espontáneamente con hinchazones y quemazos locales que pueden durar como máximo unas pocas horas. Pero algunas de las reacciones a las picaduras de avispa van más allá, con cifras comprendida entre el 0,4 y el 0,8 de la población infantil y el 5% de la población adulta, y de esta última alrededor del 1%, es de tipo anafiláctico. Si tomamos en cuenta también las reacciones alérgicas de tipo local el porcentaje llega hasta el 19%.